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Sandino lidera levantamiento en Nicaragua contra la ocupación estadounidense




Managua, Nicaragua, 13 de noviembre de 1926 – En un acto de resistencia histórica, Augusto César Sandino, un líder nacionalista y ex trabajador petrolero, ha iniciado una insurrección armada en las montañas del norte de Nicaragua, en la región de Nueva Segovia. Con un pequeño grupo de campesinos y mineros, Sandino ha proclamado la lucha contra la ocupación militar estadounidense que apoya al presidente Adolfo Díaz y mantiene una presencia militar en el país desde 1912.


La chispa de este levantamiento ocurrió cuando el recién formado Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, liderado por Sandino, atacó posiciones del ejército regular nicaragüense en apoyo a los Estados Unidos. El ejército sandinista se ha refugiado en las montañas, donde aplica tácticas de guerrilla que incluyen ataques sorpresa y emboscadas. Su conocimiento de la difícil geografía de la región le da una ventaja estratégica, y su ideario revolucionario ha logrado sumar a decenas de campesinos que ven en él a un defensor de los derechos nacionales y un símbolo de resistencia antiimperialista.


La intervención de Estados Unidos en Nicaragua se remonta a principios del siglo XX, con el objetivo de proteger sus intereses económicos y mantener control sobre una posible ruta de canal interoceánico. En 1912, tropas estadounidenses desembarcaron para sofocar una rebelión contra el gobierno conservador y, desde entonces, han ejercido una fuerte influencia política y militar en el país. En 1926, durante la guerra civil entre liberales y conservadores, Estados Unidos decidió reforzar su presencia para proteger el gobierno de Díaz. Sin embargo, Sandino, que inicialmente apoyó a los liberales, rompió con el movimiento oficial cuando este aceptó una paz bajo condiciones impuestas por Estados Unidos.


En sus proclamas, Sandino denuncia la explotación de los recursos naturales nicaragüenses por compañías extranjeras y llama a otros pueblos de América Latina a unirse en la defensa de su soberanía. Su famoso “Plan para realizar la soberanía de Nicaragua” enfatiza la necesidad de “liberar a la patria del yugo imperialista” y exige el retiro inmediato de las tropas estadounidenses. Con una retórica ferviente y populista, Sandino promete luchar hasta el último hombre, o hasta expulsar a los invasores de Nicaragua.


El levantamiento de Sandino ha generado interés en la prensa latinoamericana e internacional, donde se le empieza a llamar “el pequeño David de América Latina contra el Goliat imperialista”. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos ha advertido que reforzará su presencia militar y protegerá sus intereses económicos en la región, asegurando que el objetivo es “estabilizar” el país para evitar una amenaza comunista en su zona de influencia. Por su parte, el gobierno de Díaz ha declarado a Sandino un “bandido” y ha solicitado ayuda militar adicional.


A pesar de sus medios limitados, Sandino ha ganado el apoyo de los campesinos y obreros, quienes ven en él una figura heroica y antiimperialista. El movimiento guerrillero sigue expandiéndose, y se estima que cuenta ya con más de 300 hombres bien organizados en distintos frentes. La influencia de Sandino empieza a trascender las fronteras nicaragüenses, inspirando a movimientos de resistencia en otros países latinoamericanos.


El levantamiento de Augusto César Sandino y sus seguidores marca un capítulo importante en la historia de América Latina, donde la resistencia frente a la intervención extranjera se convierte en un símbolo de dignidad nacional. La tenacidad de Sandino, quien se ha comprometido a luchar hasta que Nicaragua esté libre de la ocupación, se perfila como una lucha de larga duración que pondrá a prueba el poder de Estados Unidos en la región y podría inspirar un movimiento continental de reivindicación de soberanía.


La situación en Nicaragua sigue siendo inestable y el desenlace de este conflicto aún es incierto.

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