La justicia y la legalidad
Hay que desconocer la historia del Perú y no haber leído a Ciro Alegría, ni a Arguedas para decir que la reforma agraria fue un robo. ¿Alguna vez se han preguntado por qué fue posible 'Sendero Luminoso' en el Perú? La respuesta está en toda la literatura indigenista peruana y también en los ‘Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana’ y en las demás obras de Mariátegui. También en los libros de Gonzales Prada, Víctor Andrés Belaunde y Haya de la Torre. La realidad peruana clamaba por una reforma agraria desde muchos antes de que se hiciera. Es más, mirando hacia atrás hay que reconocer que tenía que hacerse, hegelianamente, tenía que ocurrir. En pocas palabras, era necesaria, pero la que hizo Velasco estuvo mal hecha por razones que no es del caso tratar en este artículo.
Las revoluciones no son correctas, pero las injusticias y abusos las causan. Eso fue lo que pasó con la reforma agraria. Belaunde fue elegido en 1963 porque ofreció hacerla, pero por muchas razones hizo una muy tímida. Luego, por desgracia, el gobierno de Velasco se equivocó de medio a medio, porque las revoluciones no se pueden hacer desde arriba. El fracaso de Velasco nos enseñó esa lección. Algo que sabemos ahora, pero no en esos tiempos. Una vez más se enfrentaron la realidad y el Derecho.
Sostener que –como es obvio– era inconstitucional e ilegal es anteponer el Derecho a la Justicia. Muchas veces el Derecho, la estructura jurídica defiende el statu quo y olvida que debe ser un instrumento de la justicia. El Derecho existe para que la sociedad funcione con ciertos mínimos de equidad. Me parece que afirmar que el objetivo primordial del Derecho es la seguridad jurídica es un despropósito, porque olvida su fin esencial: la justicia. La seguridad jurídica es importante, pero la justica lo es mucho más. Y el Perú feudal y oligárquico era un régimen muy injusto en que el Derecho había olvidado su fin para defender a los hacendados en contra de los indios a quienes tenían esclavizados. La razón salta a la vista: los que hicieron las leyes las hicieron en su beneficio y no de todos los peruanos.
Como ya indiqué cuando se dice que la reforma agraria fue un robo, se confunde 'legal' o 'constitucional' con ‘correcto’ o ‘justo’. Para ponernos en un caso extremo y hacerlo evidente, si aplicamos esa perspectiva a un hecho más antiguo y sobre el que tenemos más panorama, con la misma lógica tendríamos que decir que estaba mal y no era correcta la rebelión de Espartaco para liberar a los esclavos porque era ilegal. La esclavitud era legal entonces. Ejemplos de ese tipo sobran en la historia. La Constitución y el sistema legal son superestructuras que defienden el statu quo y a quienes gozan de sus beneficios y si no son oportunamente corregidas y adecuadas terminan siendo violadas y olvidadas. En esto sí tuvo razón Marx.
Mi fundamentación no es jurídica. Creo que esto queda claro desde que usé el ejemplo de Espartaco. De otro lado, la declaración de que la reforma agraria fue un robo es anacrónica (hecha desde la lógica de hoy día para cosas que ocurrieron hace cerca de 50 años), ya que en 1969 cuando Velasco hizo la Reforma Agraria la inmensa mayoría de gente –aquí y en muchas partes del mundo desarrollado– creía que la frase 'la tierra es de quien la trabaja' se sostenía por sí sola. Al grueso de la comunidad jurídica le parecía bien, salvo a quienes eran terratenientes o los defendían, aunque no se atrevían a protestar porque los deportaban. Esa posición era la que dominaba el mundo intelectual e incluía a muchos juristas de gran prestigio como Héctor Cornejo Chávez, no sólo en el Perú, sino también en Europa y otros países de Latinoamérica, donde se veía con admiración la Revolución Peruana[1].
Considero que de lo expuesto se puede concluir que las posiciones jurídicas cambian con los tiempos y las constituciones también. Y si hoy la propiedad es considerada un derecho fundamental es posible que eso cambie en el futuro y se la restrinja muchísimo o que se la divida en dos como sostiene Ferrajoli, que debería hacerse. El Derecho es sólo un instrumento que evoluciona con los tiempos y puede contradecir mañana lo que defiende hoy.
[1] El propio Vargas Llosa defendió originalmente esa revolución.
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